jueves, 10 de junio de 2010

martes, 8 de junio de 2010

Domingo (desde Ponferrada)

Y digo desde Ponferrada, porque el final no fue el programado; vamos con ello.

El descanso ha sido bueno. El albergue de los mejores. Eso sí, la gente no veas su madruga: a las 6.30 los ojos como platos y ni el tato en la habitación. ¿te dan puntos para un móvil su llegas el primero al siguiente pueblo? La leche! De todas formas, no hay mal que por bien no venga, pues hemos tenido unos días en los que aunque sin demasiado calor, nos hemos tenido que batir el cobre con el señor Lorenzo. Menudo moreno chulo. Tenemos más rayas que una cebra: en los tobillos, en los muslos, en los brazos, en las manos... Afrontamos esta etapa sabiendo que casi toda es más o menos suave, con una pequeña subidita al final con aproximadamente 500 metros de desnivel... A los tres nos van temblando las "canillas". Como visteis, el inicio fue bueno, con su segundo desayuno en tierra de vinos, cargando el depósito para la cuesta venidera. Terminado esto, seguimos para bingo. Durante todo el trayecto la bici va como un poco anclada al suelo, cuesta moverla más de lo normal, y es que con continuas subidas y bajadas no dejamos en ningún momento de ascender. Es como si nos hubieran engañado al dibujar el perfil de la ruta.
Después de una bajada buénisima donde incluso una furgoneta tubo que cedernos el paso, llegamos a Villafranca del Bierzo. Desde que empezamos a ver los primeros tejados nos dimos cuenta que es una población preciosa. Construcciones de piedra, techos de pizarra, limpieza absoluta, verde dominante, granito sin medida, incluso en la entrada había unas colmenas. Y por supuesto, con su río correspondiente, ¿o me estoy confundiendo? Cada vez me parezco más a Dory de Nemo. ¿O era Dolly?...
Empezamos a sufrir muchos tramos de carretera en los cuales por fortuna, suele haber un arcén separado con hormigón. Menos mal, porque el tráfico es altamente extresante. Por supuesto no somos los únicos beneficiados de este seudo carril, puesto que es compartido también con los andarines, y aunque se queda algo estrecho, nos quita mucho peligro.
Por fin llegamos a el pueblo donde realmente se inician las primeras rampas al "Mortirolo" de hoy. Paramos, un sellito para la Compostela y algo de chocolate de parte de Javier como aditivo de combustible para lo que viene. Atacamos nuestros fantasmas subiendonos a la "machina" y enfilando a despegar. Un gentil lugareño, nos indica por donde deberíamos subir con la bici, lo que nos termina de confundir. Que no digo yo que él sea el culpable que en vez de para O'Cebreiro, nos fuéramos dirección Piedrafita... ¿Que supuso esto? Subida interminable por asfalto hasta este segundo pueblo, para después seguir hasta el destino marcado. Debería haber sido duro el día, pero no tanto. Para mal de los males, un airecito en contra durante toda la subida agradabilísimo! Llegamos a Piedrafita y comentan los compis "ya quedará poco de subida, no?". Miro el chisme (Gps) y canta que todavía hay que superar 200 metros de desnivel... Sin palabras... Paso de alargarme en estas agonías que me estoy cansando otra vez solo de pensarlo.
Y además quedan otras. Por fin tocamos el techo del día. Buscamos alojamiento y, sorpresa! No hay nada de nada. Plan B: comer pulpo, empanada, si correspondiente vino, y a otro pueblo a ver que pasa.
Con la tripa llena y con la convicción de que los 18 km que nos quedan hasta Triacastela son de descenso, intentamos desprerzar los músculos en la hora de la siesta. Mal rollito, no es todo bajada ni mucho menos. Nos queda el alto del Pollo, a 1.330 metros de altitud. Contando que estábamos si no recuerdo mal a unos 1.250, no va mal la cosa, pero entre medias, nos encontramos alguna bajada que otra, para así endurecer algo más la tarde. Vaya día... Con bastante esfuerzo, coronamos el susodicho. Foto y a disfrutar. Pasada de bajada! Sin dar pedales, cargado y agachado a tope llego a coger los 70 km/h. Por cierto, que frío hacia arriba. Nos tibumos que poner hasta los chubasqueros.
Llegamos a Triacastela, donde como no, tampoco hay sitio, ni en albergues, ni en hostales. Al final, por suerte, nos dan asilo una casa particular, con unos habitantes peculiares, pero donde podemos asesenos y descansar. Día que se suponía corto en kilometraje, convertido en largo y duro: 84 km, con un desnivel del copón.

Por supuesto, había que mojarse, si no, no sería el camino

lunes, 7 de junio de 2010

El día apunta maneras. Nos mojaremos?

Sábado (ya no se ni que día es)

Antes de que suene la alarma ya estoy despierto. El albergue de Astorga está muy bien, pero no deja de ser público y hay más gente que en la guerra, por lo que no es necesario poner ninguna alarma. A las 7.30 estamos todo el mundo fuera.
Al final se hace pesado y todo lo de preparar las alforjas. Es lo que tiene comprarlas baratas. Si algún día os lo pensáis, coger algo bueno y que sea fácil su desmontaje y montaje; si no es un coñazo. Daros cuenta que cada vez que lleguéis a un albergue lo tenéis que desmontar por completo para a la mañana siguiente volver a montarlo.
Empezamos a seguir las flechas amarillas. El ambiente está fresco como cada mañana, pero el señor Lorenzo apunta maneras. A los pocos metros empezamos de despedidas: los llamados "Italiani" avisan que irán por la ruta de la carretera y además irán más lejos que nosotros, pues sus planes son llegar a Santiago como muy tarde el martes. Aquí parecen separarse los caminos. Quedamos Elena y yo, que por cierto, su nombre en italiano a pronuncia acentuando la primera letra. Como es normal, la soledad no existe en el camino, y a los pocos metros, antes de abandonar la ciudad se nos une Javier, Maño de pro.
Por cierto, que se me olvidaba, vaya la que nos ha liado la italiana... Había perdido la cámara de fotos, y como se ha demostrado cuando hemos llegado al destino, no había sido así... Áins...
Que duro el inicio... Viendo la cosa inaguantable, en el primer pueblo que pasamos paramos a desayunar algo Light: yo un bocadillo de Bacon con una Coca-cola. Joér! Necesito combustible!
Después de este improvisado descanso, tomamos el camino con mucha pereza y arrastrando la acumulación de kilómetros de ayer en las piernas, máxime sabiendo que hoy el perfil de la etapa es cuando menos complicado: tenemos que superar aprox. 600 metros de desnivel.
Con calma vamos subiendo desde primer momento muy tendido, pero cuesta, como no.
Llegamos a Rabanal del Camino, sitio al cual tengo especial cariño por ser el pueblo de mi amiga Ana. Por supuesto, me hago la foto que habría visto paral, principalmente, enviársela a ella. Como digo, empieza la fiesta. Ascenso duro por la carretera, pero Javier y yo queremos darle una vuelta de tuerca: Elena sube por la carretera y nosotros haciendo el cabra por el camino. Rampas duras y algunos sitios (aunque pocos) realmente complicados. Sólo echamos pie a tierra un par de veces: en una trocha llenita de barro y en un sitio con tierra suelta. Al final sale bien y no parece tan duro por el camino como lo pintan.
Empieza a haber bastante gente en esta etapa, y es necesario ir dando voces de ¡buen camino! Para advertir a los peregrinos de nuestra presencia, así podemos casi mantener nuestra velocidad en las bajadas, y simplemente subir en las rampas duras. La verdad es que es cachondo ver a algunos grupos moverse al escuchar que llegamos. Es como el juego de las sillas musicales: estén donde estén, todos se mueven cruzandose sin sentido alguno. En fin, que me desvío del tema, que estábamos subiendo a La Cruz de Ferro, como nos lo hemos tomado con relativa tranquilidad, no se hace demasiado duro. Subida muy chula, la verdad. Lo que es realmente fuerte es lo de Elena. Con su "trozo de hierro" (que ahora explicaré), por la carretera, llega prácticamente a la vez que nosotros, con grupo de otros ciclistas ya conocidos. Ahora quiero contar lo de la bici de Elena. Yo vengo con mi Scott "dabuten", aluminio ligeritá, 9 coronas, loping de vértigo, etc, etc, y aquí la amiga trae un trasto (espero me perdone), que por lo que pesa incluso ella dice que es de hierro pero macizo, con 6 coronas, y siendo el desarrollo más grande, como el mío, pero con el plato mediano, fli-pas. Si, si, y llegará, pero ya le ha dicho el maño que la bici mejor después de terminar, la tire...
Después de disfrutar un ratito de los 1.500 metros de altura, hay que pensar en seguir con la bajada, que es lo que mola de la subida. Dudas de por donde hacerlo: por la carretera, o por el camino. Toda la gente dice que mejor por el asfalto, puesto que el camino más que eso es en algunos sitios senda escarpada, y con mucha piedra. Tirando de cordura, se elige la carretera, pero... Yo no. Tengo que probar. Quedamos en un pueblo a unos 10 kilómetros de la cima, y empiezo el despeño. ¿peligroso? Bueno, en algún tramo algo, pero nada del otro mundo. ¡Vaya si pillo esta bajada sin alforjas! Sin con ellas me la he disfrutado, incluso levantando el vuelo. La gente que he pasado se echaba las manos a la cabeza, ¡JAJAJAJAJA¡. No ha sido para tanto, de verdad. El caso es que llegando donde habíamos quedado, continuamos un poco el descenso por la carretera, hasta el pueblecito que hay abajo que no me acuerdo de cómo se llama. Paramos a repostar unas cervecitas, con un poquito de tortilla de patatas "para mojar". La cosa ya se ve de otra manera. Anda, que Javier, el mano, se lo está pasando poco bien con nosotros. Resulta que salió desde su casa en bici, con compañía, pero que iban "destripaos". Claro, ya le he dicho que a costa de equivocarme, para mí El Camino es esto, no ir de carreras, y claro, para el también.
Total, que hacemos según mis cuentas 55 kilómetros llegando a Ponferrada. No parecen muchos, pero después de la tirada del día anterior, sólo podemos pensar en descansar. Pillamos asilo en el primer albergue que es público, en muy buenas condiciones, y que encima no cobran, sólo la voluntad. Tarde típica: colada, pequeño descanso, cañas, cena y a dormir. Espera, espera, que me acabo de acordar de la cena. ¡Como me puse por 10 leuros! Judías con almejas de primero, para ir entonando el cuerpo, y de segundo algo suave, huevos fritos con chorizo y patatas, con su correspondiente vinito. ¿estaba bueno, eh, Javier?

Flipante

DAVID SOLERA REMON
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sábado, 5 de junio de 2010

Sufrimiento del Camino II

Sábado (ya no se ni que día es)

Antes de que suene la alarma ya estoy despierto. El albergue de Astorga está muy bien, pero no deja de ser público y hay más gente que en la guerra, por lo que no es necesario poner ninguna alarma. A las 7.30 estamos todo el mundo fuera.
Al final se hace pesado y todo lo de preparar las alforjas. Es lo que tiene comprarlas baratas. Si algún día os lo pensáis, coger algo bueno y que sea fácil su desmontaje y montaje; si no es un coñazo. Daros cuenta que cada vez que lleguéis a un albergue lo tenéis que desmontar por completo para a la mañana siguiente volver a montarlo.
Empezamos a seguir las flechas amarillas. El ambiente está fresco como cada mañana, pero el señor Lorenzo apunta maneras. A los pocos metros empezamos de despedidas: los llamados "Italiani" avisan que irán por la ruta de la carretera y además irán más lejos que nosotros, pues sus planes son llegar a Santiago como muy tarde el martes. Aquí parecen separarse los caminos. Quedamos Elena y yo, que por cierto, su nombre en italiano a pronuncia acentúando la primera letra. Como es normal

Días 5º y 6º (resumen)

Últimamente no duermo, directamente muero toda la noche. Si no fuera por que me levanto una vez a "desaguar", no cambiaría de posición en toda la noche. Quieras que no, esto cansa. Como será, que aunque tenía otras intenciones, no he sido capaz de ponerme en marcha antes de las 8:00. No veaís que dolor de piernas así en frío... y nada más levantarse... Pesa, pesa...

Después de colocarme un donuts de chocolate y un zumito, arrancamos en pos de una buena etapone. A unos 3 kilómetros de salir del camping donde he hecho noche, se ven las rampas de un cuestón. No es demasiado largo, pero las rampas son fuertes. Tranquilamente llego arriba. A partir de aquí la cosa se vuelve plana (por supuesto después de la bajada).

Paradita en un pueblo para sacar pasta, que voy flojo de efectivo. Sigo rodando bastante rápido, terreno llano y buen firme. Sorpresa: alcanzo a Elena que va otra vez sola (esto es el camino...). A partir de aquí, nos tomamos la etapa con tranquilidad por esas enormes rectas y somos capaces de llegar a Sahagún, donde coincidimos con los otros “italiani”.

Descansamos en el albergue de las monjas Benedictinas. Barato y en perfecto estado. Aprovechamos la situación, y somos bendecidos por las Hermanas en acto público, curioso acto, pues lo hacen a base de cantos en la capilla. Terminada la celebración, cenamos como todos los días, lo mejor que podemos y nos dan, para seguidamente pasar a dormir y descansar, que al día siguiente, como no, más.

Día 6 (4/06)

Otro día más de madrugar, aunque no salimos antes de las 7:30. A priori pensamos ir a dormir a Hospital de Órbigo, donde rondariamos los 90 kilómetros. Hay que aprovechar estas etapas de perfil llano para acumular kilómetros y dejar las últimas y más duras, más cortas. Se rueda bien. Incluso hay zonas del camino asfaltadas.

Después de parar en un pueblo que no me acuerdo para un 2º desayuno con los italianos, llegamos a León. Bonita ciudad. Por supuesto aquí es donde en una terracita procedemos a tomarnos la correspondiente cerveza con su pinchito de tortilla y un poquito de cecina. Hay que tomar fuerzas, que todavía queda la mitad... Es en este momento cuando pensamos que es mejor alargar la tirada hasta Astorga, pues es poco más la distancia, y llegamos a una población mucho más grande.

Entre medias nos encontramos una cueva, tipo bodega abandonada. Nos atrevemos a entrar para cotillear, pero no hay nada interesante. Ale! A seguir!

Poco más puedo contar de este día. Se hace larguiiiiiiiiiiiisimo hasta llegar a Astorga. Al final según GPS, 105 km. Te cagas la paliza que nos hemos dado. Llegamos a las 17:40. Merecida ducha y después de hacer la colada, casi que no da tiempo a hacer nada más ni a descansar. Toca reponer fuerzas. Salimos a dar una vuelta a ver que encontramos y pregunto a un chaval de una tienda de bicis, el cual me hace dos recomendaciones. Nos acercamos, comparamos y nos quedamos con el restaurante El Capricho. Sitio totalmente recomendable. Asequible de precio y calidad exquisita. Todos tomamos sopa de cocido, que estaba buenísima, aunque bien es verdad que con el palizón que nos dimos, como para que no supiera buena... Después unos filetitos de ternera con crema de queso de cabrales.... Estoy babeando otra vez.... Cenamos muy, muy bien.

Hechos todos los deberes, vamos a la cama que hay que descansar. El albergue está bastante bien, pero demasiado calor... Es lo que tiene la vida del bicigrino...

De momento, hasta aquí puedo leer. Luego más....

Empieza la fiesta. Bonito pueblo' inicio de 400 desnivel en subida.

viernes, 4 de junio de 2010

jueves, 3 de junio de 2010

Día 4 (2 de junio)

Como decía alguien por ahí, si algo es susceptible de empeorar, empeorará. Pero cierto es que no tiene nada que ver con esto, por lo que trataré de hacer la crónica como los otros días sin más. Sólo era un pensamiento.
Ayer, día 1 de junio era el cumpleaños de mi sobrino Jesús. Como no podía ser de otra manera, se me pasó (al igual que hoy otra cosa). El día que se puedan hacer ampliaciones de memoria en el cerebro, me pido ser conejillo de indias a ver si se me arregla algo.
La noche como no podía ser de otra manera, fue tranquila. Por la tarde me di una vuelta por el pueblo de Belorado a parte de para hacer turismo, para intentar buscar una tienda donde poder comprar algo para cenar y para el desayuno del día siguiente, pero no encontré nada. Tampoco pregunté, vamos, que casi lo hice por cumplir a sabiendas de que en el albergue tenían algunas cosillas. Después de una vuelta rapidilla, cogí lo necesario y me hice un bocadillo que me zampé en la terraza, abrigado eso sí, porque refrescó el ambiente una barbaridad. Incluso parecía que iba a llover.

A las 6.15 toca diana la blackberry. No sin esfuerzo me levanto con el careto de sueño que habéis podido ver. Aunque no lo parezca, he descansado mucho, pero también es verdad que necesitaba más. Con una perrería en el cuerpo "que pa que", después de picar algo y montar las alforjaa, arranco con buenos dolores de piernas. Mal asunto. Además el inicio de la etapa pica hacia arriba: la ascensión de 60 metros en los primeros 5 kilómetros hacen pensar en un día más duro de lo esperado.
Alrededor del kilómetro 12 (más o menos) llego a Villafranca, base de una subida que según me han contado es bastante dura. No me veo con muchas fuerzas. Paro en un bar para tomarme un café, ya no se si por necesidad o sólo intentando eludir lo que se me biene encima. Ala! Para arriba! Primera rampa dura en el pueblo, al lado de la iglesia: pasable. Después cuando arranca el camino, oír a tierra, que no he venido aquí a perder los dientes. Es una trocha con aproximadamente un 25 por ciento de desnivel, con piedras sueltas por donde incluso cuesta ir a pie. Pasados unos metros, seguimos con la ascensión pero ya con camino transitable. Por suerte las sensaciones mejoran.
Una vez pasada esta tachuela, vienen tramos muy asequibles y rápidos. Tanto que en un momento, si no hubiera sido por unos peregrinos que empezaron a darme voces avisandome, me habría equivocado de camino (si lo que digo yo de la cabeza).
Pedaleando no sin esfuerzo llego a Atapuerca, yacimiento arqueológico importantísimo e inicio de otro cuestón de la leche... Tras dos descansos de ir a pie en sendos tramos de pedregal, corono. Allí me encuentro a un ciclista sin pinta de peregrino, pero si con pinta de buen tío. Entablamos conversación, y bajamos juntos hasta Burgos, donde me hace de guía para cruzar esta extensa ciudad. Es aquí cuando se tercia la posibilidad de tomar un tentempié en algún sitio recomendado por el amigo Roberto, que así se llama. Que cosas tiene el Camino, de verdad... Paramos en un bar bien conocido por el, donde pedimos unas cañitas con limón para ir abriendo boca. Echo un vistazo a la vitrina y veo entre otras "delicatesen", callos... Madre mía!!! Increíbles han estado. Roberto, ya estás publicando el nombre y la dirección del bar, pues debe de ser sitio obligado de peregrinación para cualquiera que pase por tu ciudad. Encima va el tío y me invita... Gracias, Roberto. Encantado de haberte conocido y haber echado tan buen rato. También ha hecho las veces de guía turístico de excepción, ayudándome a cruzar toda la ciudad, que es más larga que un día sin pan. Finalmente, nos despedimos por la zona del Campus Universitario, donde el vuelve para su casa, y yo retomo mis obligaciones. Nuestros caminos se separan, pero nunca dejarán de estar unidos.
Al abandonar esta ciudad monumental, las sensaciones no son nada buenas: pesa el cuadriceps, y no os quiero decir nada de "las posaderas" (ya no se si el culo es mío o del vecino).
El caso que poco a poco, como el que no quiere la cosa, voy cogiendo ritmo a la vez que desaparecen las cuestas, y me alio con el Dios Eolo, o el conmigo, avanzó a ritmos impensables. Con esto, paso de lejos el primer objetivo puesto en el día para dormir (Hontana), y llego a Castrojeriz, lo que se resume en 92 kilómetros de etapa. Cansado a más no poder, decido no dar muchas vueltas. Necesito una ducha y un sitio donde poder relajarme. Localizó un camping que admite peregrinos y allá que voy. Barato, decente, y con la bici al lado de la litera.
Después de una merecida ducha (creo), no lo puedo aguantar y me echo un rato la siesta, por supuesto después de hacer la colada. Son las 15:45.
Avanzada la tarde, procedo al reconocimiento obligado del pueblo, el cual me sorprende gratamente por la gran cantidad de monumentos que tiene.
Importante: localizo un supermercado para pillar cosas para el desayuno y agua, que ando seco. Aunque es temprano, las 19:45, paso a buscar un garito donde den de comer a un pobre y hambriento bicigrino.
Como ya he dicho en alguna otra ocasión aunque sea de otra manera, los caminos de la gente del Camino (valga la redundancia) nunca se separan del todo, y su lo hacen, se volverán a cruzar. ¿Que por qué digo esto? Porque se cumple. En el bar donde decidí cenar estaba Elena, Claudio y otros dos amigos italianos más. Que cosas... De pensar en cenar sólo, a cenar en buena compañía, pero eso sí, entre-cerrando los ojos con fuerza para intentar entender algo. Es lo que tiene el italiano, que o lo sabes, o te enteras a medias...

miércoles, 2 de junio de 2010

martes, 1 de junio de 2010

Continuamos! Eso sí, con un careto de sueño...

Día 3º (01/06/10)

Parece que no, pero vamos avanzando. Empieza el tercer día. Creo que aquí no lo he dicho ninguna vez, pero creerme cuando os digo, incluso llevando solo 2/3 días, que esto va a ser una experiencia inolvidable. Es una sensación... Bueno, y encima en el ciber este me ponen ahora música de Enia... ¿A que me pongo a llorar? Joder... Caminante, no hay camino, se hace camino cuando haces el de Santiago... En bici también vale, eh!

Esta noche he dormido como un auténtico zoquete. Con los tapones de espuma “enchufaos” casi hasta los tímpanos, no me he enterado de nada. Si es verdad que me he tenido que levantar y casi vuelco al bajar de la escalerilla de la litera, pero por lo demás, como un Lirón Careto... Por cierto Miguel Angel, todo un acierto lo de traerse una sábana y la funda de la almohada. Soy el amo.

Hoy me he levantado tempranito. Mi intención era salir a las 7:00. Buena hora, eh? Habrá alguien de los lectores de estos pensamientos que diran ¿Y eso son vacaciones? Pues sí, cada tonto tenemos nuestra propia tontería, verdad?
Ala!, A preparar!: desacer la cama, recoger la colada, vestirse de “romano”, colocar todo dentro de las alforjas, sacar la bici, montar las alforjas, y, por supuesto, desayunar, que hay que echar carbón al fuego para poder funcionar. Coincido con Elena, así que, ¡preparados, listos, ya! Nos ponemos en marcha con la intención de atravesar Logroño, perdiéndonos lo menos posible, con la intención de retomar nuestro Camino hacia Santiago. Ha amanecido una mañana muy buena, despejada, apuntando maneras para que caiga un sol de justicia sobre los humildes caminantes y bicigrinos.

Después de casi 5 km de travesía, consegimos “tocar” tierra. Como no podía ser de otra manera, esta ciudad tambien se quiere despedir de nosotros con unos cuantos repechos de justicia. Elena no se cansa de decirme que tire, que me vaya, que no me preocupe por ella, pero la verdad, es que ni voy sobrado con el cuadriceps, y tampoco me hace ilusión perder su compañía.

Pasados 10 km de risas y esfuerzo para entendernos (no habla español), decido no echar la vista atrás y poner mi ritmo, que aunque quiero ir tranquilo, cierto es que prefiero ir con un ritmo más alegre. He aquí la foto de nuestra despedida. Elena, ánimo, que eres muy grande! Por supuesto, como todos los “hasta luego”, quedamos en mantener el contacto con esto de “la internete”. Puf! En fin... para adelante....

Aquí empiezo mis andanzas otra vez en solitario. Subiendo, bajando, parando, arrancando, comiendo... Hoy, por fin, he llevado cositas de “picar” en la bolsita del manillar, y ¡que idea más buena! Así que ahí he ido todo el rato, con mis dátiles y mis galletas príncipe. Energía total.

En una travesía me he encontrado con otros bicigrinos de Madrid, que estaban haciendo un “kit kat”. He parado a saludarles y a coger agua, y por supuesto hemos compartido “viandas”. Esto del camino no deja de sorprender.

Mas adelante, me he encontrado con otro compi del albergue de Logroño, que había pinchado. Por supuesto he parado para intentar echarle un cable, pero lo único que he hecho es darle conversación, pues ya lo tenía todo solucionado. Hemos andado un ratín comentando la jugada y al final he tirado a mi rollo. Como iba como yo llamo “de camping”, me ha cogido en Nájera jústamente cuando le había pedido una viandante que me hiciera una foto con el río de fondo, así que aquí estamos.
Como no esta es otra de las que te despide con un cuestón. Vaya subidita de marras!!! Lo bueno es que como decía Elena “Dopo una salita, una discesa” (creo que era algo así). Pues eso, que después de una subida, viene la bajada ¡Y que bajada!

A estas alturas, me he planteado llegar a almorzar a Santo Domingo, kilómetro 50 aproximadamente, donde como habeís podido ver me he tomado un pinchito, con ½ litro de cerveza con limón y otro medio de Coca-Cola.

A partir de aquí, la cosa empieza a picar. Se siente el cansancio, molesta el cuádriceps, pero vamos tirando, que he aprovechado la parada para darle un poco de hielo, consiguiendo así que se relaje bastante. Aquí estoy “echando un cigarrito” unos pueblos después.

El día se pone algo feote, desaparece el sol (mola!), y aparecen los buitres. La verdad es que es una pena que no se aprecien más, pero si haceís zoom en la foto, conseguireís ver algo más. Es que he pasado de sacar la cámara. Ahora me arrepiento, por que ha sido flipante. Estaban bastante cerca, como si les diera el olor de algún bicigrino al caer....

Otro pueblecito más, y otra paradita. Además de esas de esponja y jabón. Aquí, solo “mojada de cabeza”. Cualquiera bebía. La fuente tenía calandracas y frutos de mar de lo más variopintos.
Bueno, pues sobre las 15:30, he llegado a Belorado, donde he decidido “poner el huevo” esta noche. Otros 75 km según gps que han caído. Mañana, por supuesto, mas... Ahora, ha cenar.

Día 2. (31/05/10)

Vamos al tajo que llevo un día de retraso en el lío este...


Al final el chino sobrevivió. Es lo que tiene dormir en comuna, que además de aguantar el olor a pies de todos, no sabes quien te va a tocar de compañero. El caso es que no dormí demasiado. Debe de ser que no estaba lo suficientemente cansado. Dormí en una albergue privado, el Jake, que además está aderido a Bikeline. Lo bueno de estos albergues en comparación con los públicos, a parte de la limpieza, es que tienes posibilidades de dejar la bici en un sitio bastante seguro. Estaba bien, si, recomendable, por 10 leuros, perfecto. Y otra cosa, ¡Mamma mía como está la chica de recepción! ¡Pin, pan, toma lacasitos! No diré más.

Total, empieza el día más temprano de lo que me hubiera gustado: el .......... del chino se empieza preparar cuando todavía no hay ni un rayito de sol en el horizonte. Si está muy bien, que haga lo que le plazca, como si quiere tirarse a un agujero, pero hombre, es que el tío se pone a prepararse sentado en la litera, por lo que parecía mi cama el Titanic antes de hundirse... La sangre no llegó al río. Al final, hasta me despedí de él.


Quedé con Santi y Vicente, pues tampoco es cuestión de ir todos los días solos por estos campos de Dios. Preparamos las bicis, desayunamos un poquito, y "pa lante" como los de Alicante (que por cierto son de allí). Puente la Reina nos tenía reservada una despedida por todo lo grande. Según cruzamos el susodicho puente, empieza la fiesta. Unas rampas radicales total. Lo bueno es que el camino está en impecables condiciones para la tracción de la bici, pero hubo una zona donde tubimos que echar pie a tierra, pues mejor esto a echar el desayuno...


Subidas y bajadas, bajadas y subidas, lo que viene a ser un día de rampones rompepiernas en los que pasas de ir bajando a 50 km/h a subir a 5 km/h. El día promete: se va a hacer duro. Lo peor estaba por llegar: Bodegas de Iratxe; fuente del vino, pero sin vino (MECAGÜEN!!!!!) No creo que vuelva comprar nada de esta gente. Recordad: Iratxe. Por cierto, y yo hablando con Kori por teléfono. Si es que....




Después de ir rodando un tiempo, empiezo a sentir molestias en la cabeza del cuadriceps izquierdo, al lado de la rodilla. Si es que no puede ser. El primer día me debí de tomar esto como una competición y nada más lejos de la realidad. No pasa nada, tiramos para delante aunque sea a pata coja!!! (Hermana, he dicho mo-les-ti-as).


Seguimos. Avanzada la jornada "bicigrina", y después de meternos un bocata entre pecho y espalda que era del tamaño de la espada de Obi Wan (o como se diga), pero de ancho como la palma de mi mano, aderezado con 170 gramos de atun y una latilla de calamares en salsa americana, con medio tomatito (o tomatazo) de huerta, 3/4 de litro de Coca-cola, y un trozito de tarta de manzana, llegamos a un pueblo que ya me gustaría saber como se llama, en el cual, gracias a las indicaciones de una buena señora desde su terraza cuando estaba tendiendo la ropa, llegamos a la plaza del pueblo, en la cual estaba la fuente que podeís ver en la foto. Bueno, pues no podeís imaginaros lo rica y fresca que estaba el agua. Nos faltó sacar el gel y la esponja! Esto si que revitaliza cuerpo y mente...


Un empujoncito más, y llegamos a Logroño, una de las ciudades con el nombre que mejor rima con... repollo, jejeje!. Aquí, decido separarme de los compis. Ello quieren ir a 10 días, y yo no quiero perder uno. Además, el cuadriceps molesta bastante. Así que con 75 km hoy llenos de toboganes, decido terminar mi jornada. ¡Hasta luego Vicente y Santi! ¡Duro con ello, que estáis fuertes! Eso si, Santi, tío, la proxima vez no te traigas ese saco tri-plaza que llevas. Guardalo para cuando te vayas con Edurme Pasaban al polo... Jajajajaja!!! (Desde el cariño, tron).

Gracias a mi organización (des), no tengo ni idea de donde ir a dormir. Saco la "Burberrys", y busco albergue en el Google Maps (que cosas...). Aparezco en uno público. Como aquí hemos venido a penar lo justo, pregunto si sabe de algún sitio "decente" donde además, tengan algún miramiento especial con "mi machine". Me da la dirección y aparece con las mismas intenciones que yo una chica con acento italiano. Total, que nos vamos los dos en pos de la ansiada ducha. Llegamos a un albergue de reciente creación y buena pinta. Esta coincidencia será el inicio de otra buena amistad. Es lo que tiene el camino. Y encima resulta que es Fisio!!! Pues ni corta ni perezosa, como le había contado mi molestia, se presenta en la calle, donde estaba yo cómodamente "reclinado" en una silla y me colocó un "Tapin" de esos. Que tía más maja! No se si hará algo, pero siendo así, hay que provarlo.


Salimos a dar una vuelta y a recoger la bici de Elena y de otro italiano más que habían dejado anteriormente en el taller por problemillas técnicos. Como podeís ver, intentamos pasar los malos tragos de la mejor manera posible... Y después, ha cenar. Últimamente siempre termino poniéndome como dicen en mi pueblo "como un choto con dos madres", pero es que estando la caldera caliente, todo lo que eches, se quema (y de que manera...)

La cena fue curiosa. Se vino también un chaval de 21 años, holandes, típico "juligan", con la cabeza rapada, y que no hacía más que decir: "One more Heineken, please". Que tío. Tambien va en bici. Nos contó que uno de los días, se levantó, arrancó (no sabemos a que hora), el caso es que al pasar por un pueblo a 5 km de donde había empezado la etapa vio un garito con un gran cartel que ponía.... ¿Os o podeís imaginar? Si, ponía "Heineken". Pues nada, que no salió de ahí hasta el día siguiente. Ahí lo pone!. Normalmente, siempre que coincidimos gente, nos solemos preguntar en cuanto tiempo tenemos previsto realizar el Camino. Pues bien, yo a este sin cortarme, por supuesto, le dije: "¿Tú que has venido? ¿Para tres meses, no?"...

Terminamos la cena incluso con un chupito de licor de Hierbas, pues decían los italianos que hay un licor de allí que parece ser que es la caña para hacer la digestión, y claro, aquí en españa, no nos quedamos atrás.

En fín, un día completo. A descansar, que "amañana enseguida".

Véis a los bichos?

Acojona...

importante: debajo del chorizo, hay queso.

28 kilómetros del tercer dia

Esta tarde haré la crónica ayer también, que ya no voy al día...