lunes, 31 de mayo de 2010

Día 1

A ver si sale lo de ayer, que me han dicho que no llegó.



La noche ha sido buena. La verdad es que ha sido todo un acierto bajar
a dormir al camping. Que tranquilidad. Ni un sólo ruido. Sólo los
cabrones de los pájaros dando el concierto cuando han empezado a
despuntar los primeros rayos, o algo, porque la verdad, cuando he
salido fuera estaba el cielo más encapotao que la leche. He quedado
con mi amiguete José Miguel a las 8.00 para ir a desayunar. En el
pueblo de al lado nos hemos colocao un cafelito con una tostadita de
media baguete (toma ahí!). A la salida hemos dividido nuestros
caminos. Con un hasta luego el se ha ido ha hacer una etapa en círculo
pasando a Francia, y yo, al tema. Seguro que nuestros caminos se
vuelven a cruzar, puesto que por lo menos, nos tendremos que contar
nuestras desventuras de estos días.
Enfilo el trazado "andarín" dispuesto a no dejarlo en ningún momento.
Con bastante gente al principio, no paro de saludar a todo el mundo
(como buen peregrino) y de oler a mierda de vaca: que será cuando
lleguemos a la zona de la Central Lechera As.... Me voy encontrando
con zonas buenas para rodar y con las primeras cuestas de plato
pequeño y piñón grande. En algunos sitios es necesario echar pie a
tierra, pues cuando superas la velocidad de crucero (por abajo,
claro), llegas a poner todo el cuerpo, no sólo el pie. Si, si, me he
caído una vez, pero vamos, que no creo que fuera a más de 3 kilómetros
por hora, así que he quedado entero. Por supuesto me he levantado como
si hubiera rebotao, sacudiéndome el polvo y disimulando por si me
hubiera visto alguien... Una tontería del camino y excusa para echar
un trago de agua tranquilamente. Con subidas y bajadas de todo tipo,
he llegado a Villava, por cierto, con algo de hambre, así que he
buscado una terracita donde he repuesto fuerzas con un platito de
espaguetis (eran las 12). La faena es que han tenido que ser sin
cerveza, pensando en lo que quedaba...
Por cierto, no conté que he tenido problemas con los cargadores que he
traído, por lo que pasando por Burada, me he ido fijando y al final he
encontrado una tienda de chinos donde he podido conseguir un Super
Cargador de la Leche para 258.542 modelos de móvil diferentes, tanto
para red como para coche por el módico precio de 7 leuros, y encima,
me ha dicho la chinita que si me falla, que se lo traiga que me lo
cambia... Que cachonda! Y en bici, no?
Total, que cruzo Pamplona como puedo y empiezo a pensar que hago con
lo que viene ahora: el Alto del Perdón. Suena fuerte, eh? Pues es duro
de cagarse. Al final, después de utilizar el comodín de la llamada,
Tibu me dice que le eche coraje (ejem...), y me meto por donde va la
gente andando. Sencillamente brutal. Varios tramos jodidísimos incluso
para empujar la machine, pero al final merece la pena. Las vistas
increíbles, y no menos impresionante el ruido de los aerogeneradores y
la bajada de infarto hasta Puente la Reina. Total: algo menos de 70
kilómetros, con algo de cansancio, pero terminando incluso antes de
las 15.00.
Aquí he coincidido con unos chavales de Alicante (Santi y Vicente) con
los que he cenado un pedazo de bocata de atún y mejillones en salsa
vieira reconstituyente, y con los que de momento mañana, retomaré El
Camino.
Ahora, voy a intentar dormir un poco, si el cabrón del chino que tengo
abajo lo permite...

Vamos por Villatuerta

domingo, 30 de mayo de 2010

sábado, 29 de mayo de 2010

Día cero

Largo donde los haya. Ya si que se sienten los nervios. Me he
levantado bastante antes de lo previsto, pero eran demasiadas cosas
para fallar: bajar todo, tirar la basura, cargar todo al coche, ir
cerca de la estación de las margaritas, descargar, ir a la estación,
coger el tren, luego transbordo hasta el metro, y por fin llegar a la
estación de autobuses. Al final me ha sobrado más de una hora.
Ya antes de subir al autobús he conocido al primer compañero de
fatigas. Se llama José Miguel y es de Sevilla. El ha sido bastante más
chulo que yo, puesto que en vez de cargar como una mula con la bici,
la ha facturado por mensajero. La próxima, ya veremos.

Viaje en autobús tranquilo, con algún retortijón que otro, pero hasta
Pamplona bien, donde he quedado con mi amiga Cristina que al final con
las prisas (he llegado a las 15:20 y para Roncesvalles salía a las
16:00) nos ha dado tiempo a saludarnos y poco. Menos mal que ha venido
a la estación, que si no habría sido imposible seguir el plan previsto
que era darle la bolsa de la bici para que me la envíe a Santiago y
así poderla usar también en el viaje de vuelta.

Menudo susto. Empezamos la aventura. Mientras yo estoy montando la
bici, José Miguel se acerca a la taquilla para comprarme el billete.
Al poquito vuelve y me dice que no dejan a más gente con bicis.
Fli-pa. Menos mal que el conductor se ha apiadado de mi y me ha hecho
un hueco, que si no, lo mismo todavía estaba dando pedales intentando
pasar en bici los dos puertecitos que hay para llegar.

Llegados al destino, más gente que en la playa de Benidorm. Menos mal
que todo el viaje he ido comentando la jugada con mi amigo Miguel
Angel (Tibu), que con sus conocimientos del medio y su conexión a
internet, me ha llevado por el buen camino. Después de asistir a la
misa del peregrino. Me he bajado a un camping que previamente había
reservado (10 minutos antes) que además está que te cagas de bien. Por
10 leuros, duermo en un bungalob individual.

Llegando estas horas, después de disfrutar de una cena en compañía de
José Miguel, voy a proceder a apagar el chisme este que ya me pican
los ojos. Mañana más y mejor. Ahora si que estamos aquí!

viernes, 28 de mayo de 2010

El principio empieza antes

Ya está aquí. Ya llega. Dentro de unas horas salgo para Pamplona, camino de Roncesvalles, inicio de mi andadura hasta Santiago de Compostela, donde he colocado la meta a estos días de descanso. Si, descanso, 800 km en bici en 11 días. Quizás no sea descanso físico, puede ser, pero ese no es el que importa. Como es muy tarde, no me estenderé más. Mañana empezaré a contaros mis correrías y sentimientos, o lo que sea. A ver que sale, pues no es nada fácil para mí, pero quiero compartir sensaciones, vivencias, y esas cosas...