martes, 9 de febrero de 2016

MENSAJE CONFIDENCIAL


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jueves, 10 de junio de 2010

martes, 8 de junio de 2010

Domingo (desde Ponferrada)

Y digo desde Ponferrada, porque el final no fue el programado; vamos con ello.

El descanso ha sido bueno. El albergue de los mejores. Eso sí, la gente no veas su madruga: a las 6.30 los ojos como platos y ni el tato en la habitación. ¿te dan puntos para un móvil su llegas el primero al siguiente pueblo? La leche! De todas formas, no hay mal que por bien no venga, pues hemos tenido unos días en los que aunque sin demasiado calor, nos hemos tenido que batir el cobre con el señor Lorenzo. Menudo moreno chulo. Tenemos más rayas que una cebra: en los tobillos, en los muslos, en los brazos, en las manos... Afrontamos esta etapa sabiendo que casi toda es más o menos suave, con una pequeña subidita al final con aproximadamente 500 metros de desnivel... A los tres nos van temblando las "canillas". Como visteis, el inicio fue bueno, con su segundo desayuno en tierra de vinos, cargando el depósito para la cuesta venidera. Terminado esto, seguimos para bingo. Durante todo el trayecto la bici va como un poco anclada al suelo, cuesta moverla más de lo normal, y es que con continuas subidas y bajadas no dejamos en ningún momento de ascender. Es como si nos hubieran engañado al dibujar el perfil de la ruta.
Después de una bajada buénisima donde incluso una furgoneta tubo que cedernos el paso, llegamos a Villafranca del Bierzo. Desde que empezamos a ver los primeros tejados nos dimos cuenta que es una población preciosa. Construcciones de piedra, techos de pizarra, limpieza absoluta, verde dominante, granito sin medida, incluso en la entrada había unas colmenas. Y por supuesto, con su río correspondiente, ¿o me estoy confundiendo? Cada vez me parezco más a Dory de Nemo. ¿O era Dolly?...
Empezamos a sufrir muchos tramos de carretera en los cuales por fortuna, suele haber un arcén separado con hormigón. Menos mal, porque el tráfico es altamente extresante. Por supuesto no somos los únicos beneficiados de este seudo carril, puesto que es compartido también con los andarines, y aunque se queda algo estrecho, nos quita mucho peligro.
Por fin llegamos a el pueblo donde realmente se inician las primeras rampas al "Mortirolo" de hoy. Paramos, un sellito para la Compostela y algo de chocolate de parte de Javier como aditivo de combustible para lo que viene. Atacamos nuestros fantasmas subiendonos a la "machina" y enfilando a despegar. Un gentil lugareño, nos indica por donde deberíamos subir con la bici, lo que nos termina de confundir. Que no digo yo que él sea el culpable que en vez de para O'Cebreiro, nos fuéramos dirección Piedrafita... ¿Que supuso esto? Subida interminable por asfalto hasta este segundo pueblo, para después seguir hasta el destino marcado. Debería haber sido duro el día, pero no tanto. Para mal de los males, un airecito en contra durante toda la subida agradabilísimo! Llegamos a Piedrafita y comentan los compis "ya quedará poco de subida, no?". Miro el chisme (Gps) y canta que todavía hay que superar 200 metros de desnivel... Sin palabras... Paso de alargarme en estas agonías que me estoy cansando otra vez solo de pensarlo.
Y además quedan otras. Por fin tocamos el techo del día. Buscamos alojamiento y, sorpresa! No hay nada de nada. Plan B: comer pulpo, empanada, si correspondiente vino, y a otro pueblo a ver que pasa.
Con la tripa llena y con la convicción de que los 18 km que nos quedan hasta Triacastela son de descenso, intentamos desprerzar los músculos en la hora de la siesta. Mal rollito, no es todo bajada ni mucho menos. Nos queda el alto del Pollo, a 1.330 metros de altitud. Contando que estábamos si no recuerdo mal a unos 1.250, no va mal la cosa, pero entre medias, nos encontramos alguna bajada que otra, para así endurecer algo más la tarde. Vaya día... Con bastante esfuerzo, coronamos el susodicho. Foto y a disfrutar. Pasada de bajada! Sin dar pedales, cargado y agachado a tope llego a coger los 70 km/h. Por cierto, que frío hacia arriba. Nos tibumos que poner hasta los chubasqueros.
Llegamos a Triacastela, donde como no, tampoco hay sitio, ni en albergues, ni en hostales. Al final, por suerte, nos dan asilo una casa particular, con unos habitantes peculiares, pero donde podemos asesenos y descansar. Día que se suponía corto en kilometraje, convertido en largo y duro: 84 km, con un desnivel del copón.

Por supuesto, había que mojarse, si no, no sería el camino

lunes, 7 de junio de 2010

El día apunta maneras. Nos mojaremos?

Sábado (ya no se ni que día es)

Antes de que suene la alarma ya estoy despierto. El albergue de Astorga está muy bien, pero no deja de ser público y hay más gente que en la guerra, por lo que no es necesario poner ninguna alarma. A las 7.30 estamos todo el mundo fuera.
Al final se hace pesado y todo lo de preparar las alforjas. Es lo que tiene comprarlas baratas. Si algún día os lo pensáis, coger algo bueno y que sea fácil su desmontaje y montaje; si no es un coñazo. Daros cuenta que cada vez que lleguéis a un albergue lo tenéis que desmontar por completo para a la mañana siguiente volver a montarlo.
Empezamos a seguir las flechas amarillas. El ambiente está fresco como cada mañana, pero el señor Lorenzo apunta maneras. A los pocos metros empezamos de despedidas: los llamados "Italiani" avisan que irán por la ruta de la carretera y además irán más lejos que nosotros, pues sus planes son llegar a Santiago como muy tarde el martes. Aquí parecen separarse los caminos. Quedamos Elena y yo, que por cierto, su nombre en italiano a pronuncia acentuando la primera letra. Como es normal, la soledad no existe en el camino, y a los pocos metros, antes de abandonar la ciudad se nos une Javier, Maño de pro.
Por cierto, que se me olvidaba, vaya la que nos ha liado la italiana... Había perdido la cámara de fotos, y como se ha demostrado cuando hemos llegado al destino, no había sido así... Áins...
Que duro el inicio... Viendo la cosa inaguantable, en el primer pueblo que pasamos paramos a desayunar algo Light: yo un bocadillo de Bacon con una Coca-cola. Joér! Necesito combustible!
Después de este improvisado descanso, tomamos el camino con mucha pereza y arrastrando la acumulación de kilómetros de ayer en las piernas, máxime sabiendo que hoy el perfil de la etapa es cuando menos complicado: tenemos que superar aprox. 600 metros de desnivel.
Con calma vamos subiendo desde primer momento muy tendido, pero cuesta, como no.
Llegamos a Rabanal del Camino, sitio al cual tengo especial cariño por ser el pueblo de mi amiga Ana. Por supuesto, me hago la foto que habría visto paral, principalmente, enviársela a ella. Como digo, empieza la fiesta. Ascenso duro por la carretera, pero Javier y yo queremos darle una vuelta de tuerca: Elena sube por la carretera y nosotros haciendo el cabra por el camino. Rampas duras y algunos sitios (aunque pocos) realmente complicados. Sólo echamos pie a tierra un par de veces: en una trocha llenita de barro y en un sitio con tierra suelta. Al final sale bien y no parece tan duro por el camino como lo pintan.
Empieza a haber bastante gente en esta etapa, y es necesario ir dando voces de ¡buen camino! Para advertir a los peregrinos de nuestra presencia, así podemos casi mantener nuestra velocidad en las bajadas, y simplemente subir en las rampas duras. La verdad es que es cachondo ver a algunos grupos moverse al escuchar que llegamos. Es como el juego de las sillas musicales: estén donde estén, todos se mueven cruzandose sin sentido alguno. En fin, que me desvío del tema, que estábamos subiendo a La Cruz de Ferro, como nos lo hemos tomado con relativa tranquilidad, no se hace demasiado duro. Subida muy chula, la verdad. Lo que es realmente fuerte es lo de Elena. Con su "trozo de hierro" (que ahora explicaré), por la carretera, llega prácticamente a la vez que nosotros, con grupo de otros ciclistas ya conocidos. Ahora quiero contar lo de la bici de Elena. Yo vengo con mi Scott "dabuten", aluminio ligeritá, 9 coronas, loping de vértigo, etc, etc, y aquí la amiga trae un trasto (espero me perdone), que por lo que pesa incluso ella dice que es de hierro pero macizo, con 6 coronas, y siendo el desarrollo más grande, como el mío, pero con el plato mediano, fli-pas. Si, si, y llegará, pero ya le ha dicho el maño que la bici mejor después de terminar, la tire...
Después de disfrutar un ratito de los 1.500 metros de altura, hay que pensar en seguir con la bajada, que es lo que mola de la subida. Dudas de por donde hacerlo: por la carretera, o por el camino. Toda la gente dice que mejor por el asfalto, puesto que el camino más que eso es en algunos sitios senda escarpada, y con mucha piedra. Tirando de cordura, se elige la carretera, pero... Yo no. Tengo que probar. Quedamos en un pueblo a unos 10 kilómetros de la cima, y empiezo el despeño. ¿peligroso? Bueno, en algún tramo algo, pero nada del otro mundo. ¡Vaya si pillo esta bajada sin alforjas! Sin con ellas me la he disfrutado, incluso levantando el vuelo. La gente que he pasado se echaba las manos a la cabeza, ¡JAJAJAJAJA¡. No ha sido para tanto, de verdad. El caso es que llegando donde habíamos quedado, continuamos un poco el descenso por la carretera, hasta el pueblecito que hay abajo que no me acuerdo de cómo se llama. Paramos a repostar unas cervecitas, con un poquito de tortilla de patatas "para mojar". La cosa ya se ve de otra manera. Anda, que Javier, el mano, se lo está pasando poco bien con nosotros. Resulta que salió desde su casa en bici, con compañía, pero que iban "destripaos". Claro, ya le he dicho que a costa de equivocarme, para mí El Camino es esto, no ir de carreras, y claro, para el también.
Total, que hacemos según mis cuentas 55 kilómetros llegando a Ponferrada. No parecen muchos, pero después de la tirada del día anterior, sólo podemos pensar en descansar. Pillamos asilo en el primer albergue que es público, en muy buenas condiciones, y que encima no cobran, sólo la voluntad. Tarde típica: colada, pequeño descanso, cañas, cena y a dormir. Espera, espera, que me acabo de acordar de la cena. ¡Como me puse por 10 leuros! Judías con almejas de primero, para ir entonando el cuerpo, y de segundo algo suave, huevos fritos con chorizo y patatas, con su correspondiente vinito. ¿estaba bueno, eh, Javier?

Flipante

DAVID SOLERA REMON
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